Imagen HDR realizada por Navarroe
Releyendo el libro del arq. Raúl Bulgheroni, "Ciumanidad" (1985), encontré esta cita de un discurso pronunciado en Moscú por Kruschev después de una visita a Nueva York, en 1960:
Yo quisiera, camaradas, compartir con vosotros mis impresiones sobre Nueva York. Es una gran ciudad: Gorki la llamó la ciudad del Diablo Amarillo. Pero desde que Gorki estuvo allí hace más de cincuenta años, se ha hecho aún más repulsiva. Parece que quiere demostrar en sí la monstruosidad y la degeneración del capitalismo.
Las personas que viven allí se condenan a una especie de presidio eterno, se encierran en cajones de cemento; con frecuencia se derrumban casas de muchos pisos, y en su lugar se construyen nuevos rascacielos.
Abajo, en algunas calles, hay árboles plantados. Pero no pueden desarrollarse: se secan y por lo visto, mueren. En su lugar plantan otros que pronto corren la misma suerte.
Especialmente causa pena contemplar a los niños, privados de muchas alegrías infantiles, porque no tienen la posibilidad de correr o pasear al aire libre, cosa tan necesaria para todo ser viviente.
Las calles están abarrotadas de automóviles y éstos, como se sabe, trabajan con gasolina. Por eso la atmósfera está emponzoñada.
En una palabra, Nueva York es una ciudad espantosa.
Bulgheroni cita estas palabras haciendo referencia a las distintas percepciones que se pueden tener de un mismo lugar, dependiendo de la cultura. A mi Nueva York me gustó mucho, es más, talvez me gustó lo que a Kruschev le impresionó. Aunque debo admitir que en cierta manera el ruso tenía razón y que talvez lo que está distorsionado es mi gusto!